Martes, 1 de julio, Etapa 5ª: Arzúa – Amenal (23 km)

 Peregrinar en austeridad.

Después de varios días de esfuerzo, ampollas y silencios, se intuye ya la meta: Santiago se vislumbra al fondo como un faro que enciende el corazón del peregrino. El Pórtico de la Gloria, el mismo que vieron los caminantes medievales, se acerca. Queda poco. Y sin embargo, cada paso sigue siendo profundamente significativo.

A estas alturas ya sabes lo que significa caminar con “la casa a cuestas”. Lo que parecía exagerado cuando insistíamos en el colegio con "lleva solo lo que puedas cargar", cobra ahora todo su sentido. Porque no solo has cargado con ropa, sino también con miedos, seguridades, expectativas… y quizás ahora entiendes que mucho de eso sobra. Que para vivir –y para ser feliz– basta con lo necesario.

Jesús lo dijo con fuerza:

“No llevéis ni bolsa, ni alforja, ni sandalias” (Lc 10,4).
Caminar con poco nos hace libres. Nos devuelve el valor de lo esencial: tú mismo. No eres lo que llevas, ni lo que aparentas, ni lo que acumulas. Eres alguien capaz de amar y dejarse amar por lo que es, no por lo que tiene.

El Camino, sin pretenderlo, te ha ido desnudando por dentro. Has descubierto que hay mochilas invisibles más pesadas que las reales: las posesiones, las comparaciones, las máscaras, las apariencias. Y que liberarte de todo eso es también un acto de fe. Una confianza profunda: en ti mismo, en los demás y en Dios.

Porque al andar ligeros, podemos mirar mejor al otro. Sin juicios, sin filtros, sin distracciones. Lo vemos tal como es, no como lo que aparenta. Y quizás, por primera vez, lo reconocemos como hermano.

El Camino te propone un estilo de vida. No de miseria, sino de elección consciente: vivir con poco, disfrutar con lo esencial, compartir desde el ser. Y eso, en una sociedad que nos empuja a tener más y aparentar más, es casi revolucionario.

Esta etapa te invita a elegir: ¿quieres arrastrarte por la vida con el peso de lo innecesario? ¿O caminar ligero, libre, disponible? Ser peregrino también es esto: abrazar la austeridad como libertad. Caminar con lo imprescindible… para encontrarte con lo verdaderamente importante.

“Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt 6,21).